El libro En defensa de la intolerancia de Slavoj Žižek es una provocativa obra en la que el filósofo esloveno analiza y critica las nociones contemporáneas de tolerancia que predominan en las sociedades liberales. Žižek argumenta que la idea de la tolerancia ha sido utilizada como una herramienta de control ideológico, neutralizando el conflicto y evitando la confrontación de problemas estructurales más profundos, como las injusticias sociales y económicas. En lugar de promover un diálogo auténtico, la tolerancia, según Žižek, se convierte en un mecanismo que desactiva cualquier forma de disidencia significativa.