Esta obra maestra del pensamiento político moderno examina las instituciones, costumbres y estructuras sociales de los Estados Unidos del siglo XIX, observadas por Tocqueville durante su visita en 1831. A través de un análisis detallado, el autor francés identifica los principios fundamentales de la democracia estadounidense, destacando su influencia en la cultura política, la igualdad social, el gobierno descentralizado y el papel de la religión. El libro plantea advertencias sobre el posible "despotismo de la mayoría" y ofrece reflexiones vigentes sobre las fortalezas y debilidades de las democracias modernas. Su enfoque comparativo entre Europa y América ha tenido un impacto duradero en el pensamiento constitucional y en la teoría democrática contemporánea.